"Sé que me deseas, lo leo en tus ojos, lo leo en
tus gestos, en tus palabras, en tu boca. Quizás ha llegado el momento de que
nuestras pieles se conozcan, se aprendan, jueguen y se enamoren."
Mientras te beso suavemente en la boca te desabrocho
la camisa y rozándote únicamente con la punta de los dedos, te la quito. No
quiero que conozcas todavía mi tacto.
Mis labios recorren el camino de tu boca, tu barbilla,
tu cuello, tu pecho. Me agacho y te desabrocho el pantalón; mirándote a los
ojos te lo voy bajando muy despacio.
Oigo como tu respiración empieza a agitarse. Te quito el pantalón, lo hago agachada, y mis ojos y mi mirada quedan por debajo la tuya.
Me levanto muy
despacio. Mis manos, apoyadas en tus muslos, van subiendo a la vez que yo lo
hago, por tus caderas, tu cintura, tu pecho, tus hombros.
Nuestros ojos están casi a la misma altura. Acercas tu
boca a la mía.
-Shhhhhhh -espera.
Te empujo sobre la cama. Mi nariz a dos milímetros de
la tuya.
Me quito la camisa; botón a botón. Me quedo
en ropa interior... blanca, como te gusta. Tú sigues teniendo el slip y todavía
no es el momento de quitarlo.
Me siento a horcajadas, no notas mi peso pero al
inclinarme sientes mi pecho acariciando el tuyo, o mejor, lo intuyes bajo el
sujetador. Acerco mi boca a la tuya, compartimos el mismo aire. Casi sin rozar
tu piel te beso los ojos, las sienes, la punta de tu nariz, tus orejas.
Bajo por tu cuello, rodeándolo, dejando que sientas mi
aliento cálido, húmedo y sediento de tu cuerpo. Mis manos se entrelazan a las tuyas y las estiro, pegando mi
pecho aún más al tuyo; mi boca más a tu piel, mi sexo más al tuyo...
Siento tu corazón como late con fuerza, con deseo, e
intentas besarme pero no te dejo, paso mi lengua por tus labios.
-Eres una niña mala. ¿Esto era un masaje?
-Todavía no hemos empezado.
Me incorporo un poco, intentas tocarme pero hoy mando
yo.
Cojo un poco de crema de la mesilla, apoyo las manos
en uno de tus hombros y suavemente lo masajeo, intercalando la fuerza y las
caricias. Lo recorro hasta llegar a tu mano, la cojo suavemente y la llevo a
mi boca, con la punta de la lengua recorro tus dedos uno a uno. Tienes los ojos
cerrados, solo quieres sentir.
Apoyo mis manos en
tus hombros y empiezo a bajarlas por tu pecho, recorriéndolo, jugando, haciendo
ricitos con tu vello. Doy un tironcillo y protestas, yo sonrío... tú también.
Llego a tus pezones, con el dedo los dibujo y los
recorro en espiral de fuera a dentro, los cojo suavemente entre dos dedos y lo
pellizco un poquito, juego con ellos. Me miras y tus ojos me piden más.
Mis manos acarician tu abdomen y tu ombligo, bajan un
poco más y se entretienen jugando con tu sexo.
Mientras, me he ido deslizando hacia tus piernas.
Juego con el borde superior del slip, mi dedo toca impúdicamente parte de tu
piel más sensible y me gusta, me gusta sentir como das un respingo al rozar mi
mano la parte abultada de tu entrepierna. Y me gusta. Y te gusta.
- Puedes tocarlo más si quieres.
Me río y te acaricio con más fuerza. El deseo se
refleja en mis caricias, en mis ojos...
Me siento mojada, y tu slip también empieza a estarlo,
pero no quiero que te lo quites todavía. Con la punta de mis dedos acaricio el
interior de tus muslos, se te pone la piel de gallina. ¿Será por eso o porque
sin querer he dejado que tu mano roce lo mojada que está mi braguita?
Subo pegada a tu cuerpo, acariciando con mi boca tus
muslos, tu entrepierna, me entretengo un poco en ella, la siento dura y
caliente. Me separo un poco.
- Fóllame.