lunes, 28 de noviembre de 2016

Mil y una noches

Déjame subirte al cielo y bajarte a los infiernos.

Recorre el afilado filo de mis labios, siempre a punto de caer en el abismo sin retorno.

Recorre mis montañas nevadas y mis mesetas que te descubrirán sus duendes y sus secretos.

Busca, sin conseguir encontrar, ese punto entre tu locura y tú lucidez, acompasando tu corazón al marcando ritmo del soul. Déjame marcar en tu pecho el tintineo de mis dedos sellando el tiempo y tu obsesión.

Buscarás en cada rincón de tu cuerpo esos segundos vividos y recordados como un cuento de Las Mil y una noches, reviviendo el segundo pasado y muriendo por el futuro.

Pierdeté, una y mil veces, entre los pliegues de mis sábanas y encuéntrame en un infinito juego de escondite.

Odiaras el primero porque será el inicio de un deseo infinito y lo amarás hasta perder la sensatez en esa espiral laberíntica sin pies ni cabeza.


Añorarás el día anterior y ansiarás el futuro, siempre teniendo como horizonte el sutil deslizamiento de mis caderas que te llevará, una y cientos de veces, a ese instante de duermevela en el que las hadas y sátiros de mis secretos son menos hadas y más sátiros.

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